Hace una vez, vivía un lobo muy feliz que le encantaba ayudar al pueblo y proteger a sus ciudadanos conocido del recolector de impuestos que vivía muy cercano. El Lobo se llamaba Tsukiko, porque sus padres eran aficionados de caricaturas asiáticas. Un día, el Lobo decidió pasar por la casa de su abuela para darle un regalo. Mientras caminaba, paso un árbol en donde se escondía la aun mas malvada hija del recolector de impuestos: caperucita verde, porque es el mejor color que cubre la sangre de los animalitos tiernos dl bosque cuya siempre se baña en cada mañana. Al sentir el lobo pasar, lo acosó por un rato, hasta que vio que iba directamente a la casa de su abuelita. Entonces caperucita verde tomo una desviación, llegando directamente y aun más temprano a la casa. Al entrar, vio la abuela Loba preparando galletitas en forma de Satoshi Kon, porque ella también le gustaba el Anime.
-¿Tu quien eres?- Preguntó la abuela.
-¡Vengo a usarte como anchuelo para el lobo que me debe un peso…y también para utilizar tu cerebro como shampoo!- Contesto.
Al llegar a la casa el lobo, abrió la puerta. –¡Abue! ¿Ya vine, donde estas?-
-Aquí, pequeñín- replico la abuela, quien, por forma más rara, tenía un cuerpo más joven. El lobo obtuvo una cara de sorpresa, pero luego sonrió y vino mas a cerca.- Hola, abue…vaya, que cuerpo tan delgado tienes-
-Pues es que ya sabes…tomo Herbalife y todo eso- le contesto.
-Y que voz tan aguda tienes- le complemento, poniendo sus manos atrás.
-Me encanta tomar esas surgías cosméticas, siempre funcionan.- le replico.
La abuela se acerco.
-Y abue…que ojos tan grandes tienes, más grandes que los de Seiya del Zodiaco- dijo mientras él se acerco.
-Gracias, y se pican muy rico cuando los salpico CON SANGRE DE TU ABDO—
¡SLASSHHH!
En menos de un instante, el cuero de la cabeza de la abuelita se quito de lo que era de caperucita verde…aunque ahora ya es roja.
-¿¿¡¡COMO SUPISTE QUE ERA YO!!??- Grito la Roja.
-No sé, pero tal vez tenga que ver con el charco de sangre saliendo del armario, tampoco mencionar esa canción irritante de Shakira- Respondió Tsukiko, quien ya tenía una Tetsuiga en la mano (espada samurái).
-No importa, me debes un peso, y aunque tu abuela ya lo ha pagado con esa orgía de carne que use con ella, tú lo pagaras CON SANGRE DE TU ABDO—
¡¡SLASSHHH!!
No pudo terminar caperucita, porque su cabeza se fue volando en un par de segundos. En ese entonces, Tsukiko iba ser el target primordial del recolector de impuestos, quien por venganza, le ofrecía su cuerpo para destripar a cualquiera quien lo devolviera al vivo.
¿Fin?
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