martes, 23 de noviembre de 2010

Solo hay 7 días en la semana, y no es jueves.

En toda mi vida nunca había leído un libro tan conmovedor como este. Tantas personas han intentado de copiar el estilo que nos han dado los grandes como Edward Gorey y H.P. Lovecraft, con resultados tan decepcionantes que me da pena haberlos leídos. Ahora viene esta historia, un paraíso para convalecer las estas heridas cerebrales con lenguaje magnifico y ejecución impecable. En especial para los que lo lean a la mitad, donde encontraran un enlace romántico, y sin maliciar, ardiente entre el protagonista Fabio y su novio. Es toda una, como el personaje llama a su amante, una “dulzura visual”, hasta puedes imaginarte cerca de ellos, sentir su determinación para practicar la ingestión de esas frutas prohibidas pero por eso complacientes y gustosas de pasión y estasis al ritmo correcto y aun más poético. Conclusión, nunca he querido leer un libro varias veces como este, me dio tanto orgullo y honor leerlo solamente.

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